Un mensaje pastoral del Obispo Loya acerca de la Cuaresma

The Rt. Rev. Craig Loya

Un mensaje pastoral del Obispo Loya acerca de la Cuaresma

La Gracia sea con ustedes y la paz de Dios nuestro Creador, y del hijo de Dios Jesús, que se ha adentrado completamente en las profundidades de nuestros sufrimientos y quien por amor a nosotros y a toda la Creación ha vencido a la muerte y nos ha mostrado el camino a la liberación y la vida eterna, con el poder del Espíritu Santo.

Desde los primeros días de la Iglesia, la Cuaresma ha sido un periodo de ayuno intencional, oración y arrepentimiento. Los fieles siguen los pasos de Jesús en la naturaleza. Durante este periodo luchamos, tal como lo hizo Jesús, contra las mentiras seductoras de imperio, dominio, independencia y acerca de la vida de quienes importa. Iniciamos este periodo de lucha para poder cambiar nuestras vidas, para que la vida después de la Pascua pueda vivirse a la luz y poder de la resurrección, incluso en un mundo aún cautivo del pecado y la muerte.

Ahora que comienza la Cuaresma, estamos muy conscientes del poder agobiante que el pecado y la muerte siguen teniendo. En esta última semana hemos sido testigos de las desgarradoras escenas de terror y sufrimiento ahora que Ucrania se ve envuelta en una guerra de pura agresión; las Naciones Unidas acaba de publicar un informe de última hora detallando la alarmante urgencia de la crisis climática; y a cada rato se nos recuerda cómo afecta el racismo sistémico las vidas de nuestros hermanos de color. Todo esto viene mientras continuamos viviendo la fatiga y la complejidad de la pandemia, incluso ahora que al parecer, estamos en sus etapas finales, afortunadamente.

¿Qué podemos hacer cuando enfrentamos tantas razones para desesperarnos?

Vuélvanse a mí de todo corazón, con ayuno, lágrimas y lamentos; desgarren su corazón y no sus vestidos. Vuelvan al Señor, su Dios, porque él es clemente y compasivo, lento para la ira, grande en misericordia y abundante en un amor firme. ¡Toquen la corneta en Sion; santifiquen el ayuno! ¡Convoquen una asamblea solemne! reúnan al pueblo. Santifiquen la congregación; agrupen a los ancianos; reúnan a los pequeños y a los niños de pecho. - Joel 2:12-13, 15-16

Incluso y especialmente en un momento como este, nuestras prácticas antiguas son un don. Creo que Dios llama a la Iglesia Episcopal de Minnesota a convertirse en pequeñas comunidades de práctica espiritual y de vida compartida, faros de luz en esta esquina de nuestro oscuro mundo. Como pueblo reunido y congregación santificada, desgarrando nuestros corazones, arrepintiéndonos de los caminos del imperio y volviendo a Él que nos ama, podremos encontrar una vez más el agua viva de la vida en Jesucristo.  Si Dios quiere, nuestra vida juntos y con nuestro prójimo se puede convertir en un oasis de la verdad de Dios, de la justicia de Dios y de la paz de Dios en el desierto de tentación y pecado.

Escribo hoy para invitar a cada episcopal de Minnesota a observar una Cuaresma sagrada y hacerlo de tres maneras en particular:

Arrepentimiento y ayuno para la justicia de Dios     

Muchas veces en los últimos dos años, los actos violentos, la retórica ponzoñosa, la desinformación escéptica, las restricciones al acto de votar, el deterioro del medio ambiente y mas, han expuesto el profundo racismo que forma los cimientos de nuestra vida común en este país. Desde la muerte de George Floyd en el año 2020, muchos de nosotros que somos de grupos privilegiados racialmente hemos llegado a ver la profundidad de este pecado fundacional en formas que antes desconocíamos. Espero que me hayan escuchado decir muchas veces que el trabajo de justicia racial y de sanación no es una tarea o proyecto que emprendamos, sino que es un proceso de toda una vida de conversión espiritual que es una parte esencial de lo que significa seguir el camino de Jesús.

Hemos alcanzado un punto crítico de no retorno en cuanto al cambio climático, y el futuro de la prosperidad humana en nuestro planeta pende de un hilo. Nuestra vocación original como seres humanos es cuidar y mantener el mundo que Dios ha hecho, y colectivamente, no hemos podido hacer esto. La inminente crisis climática va a agravar las injusticias de raza, riqueza, y género, existentes en la economía política del mundo.

Les pido que designen un día cada semana para arrepentirse de su complicidad en los pecados del racismo y la aniquilación del planeta, como sea que esa complicidad se dé en sus propias vidas y a encontrar alguna manera de ayunar como una forma de orar por la sanación de las naciones y el planeta.  El ayuno es una disciplina espiritual antigua que existe en muchas tradiciones de fe, y en nuestra cultura de excesos, emprender esa restricción de manera concienzuda y segura; ya sea que limiten el consumo de carne, comidas procesadas, sustancias adictivas, participación en los medios sociales o cualquier otra restricción significativa es una manera profunda de representar nuestras preocupaciones acerca de las formas en las que colectivamente hemos tomado más de lo que nos correspondía del mundo y de unos a otros.

Oración por el poder del Espíritu

La oración diaria es la práctica fundacional de una vida de fe; es agua para nuestras almas. Une nuestro espíritu mas completamente con el Espíritu de Dios y permite que el Espíritu trabaje a través nuestro y entre nosotros. Recientemente compartimos una serie de prácticas espirituales para realizar en la Cuaresma. Les recomiendo estas prácticas e invoco a cada episcopal de Minnesota a orar diariamente para que el Espíritu Santo de Dios sea vertido en nuestra diócesis, que nuestras pequeñas comunidades de práctica espiritual puedan ser claramente testigos del camino de amor en un mundo tan lleno de sufrimiento, temor y odio.  Encuentren un momento cada día, ya sea cinco minutos mientras su café se está haciendo, al mediodía o antes de acostarse en la noche para hablar y escuchar intencionalmente a Dios, al compartir las preocupaciones y dar las gracias de su propia vida, de su comunidad ECMN (la Iglesia Episcopal de Minnesota) y del mundo.

Descanso

Veo el agotamiento profundo de nuestros líderes laicos y ordenados adondequiera que voy y siento ese agotamiento en mi propia alma y en mi cuerpo. Los últimos dos años han sido extenuantes incluso traumatizantes, pero nuestro agotamiento no sirve a Dios ni lo glorifica. En las Escrituras Hebreas, el sabbath, un patrón semanal de descanso es un acto de resistencia contra las fuerzas del imperio que nos dice que los seres humanos valen por lo que producen y por sus logros, en lugar de valer por quienes son. El sabbath nos recuerda quienes somos y de quien somos y nos recuerda una vez mas que hemos sido hechos no para trabajar duro para enriquecer a los amos imperiales, sino que para amar la creación en el patrón de Amor, a nuestro Creador. Le pido a cada episcopal de Minnesota que participe en alguna práctica de descanso regularmente, semanalmente.  Los rigores de cuidar a los seres queridos y las limitaciones de nuestros variados trabajos pueden hacer que un día completo de descanso a la semana sea difícil o imposible de lograr, y los desafíos de nuestras vidas significan que lo que llamamos: descanso” es a menudo alguna forma de consumo mecánico. Por lo valioso que puede ser ese tipo de tiempo libre para nuestros cuerpos y mentes desgastados, les invito a encontrar un periodo regular de descanso cada semana que les hará sentirse recuperados y renovados.

Arrepentimiento y ayuno, oración diaria y descanso de sabbath: Creo que si profundizamos nuestro compromiso con estas prácticas en esta Cuaresma, eso nos ayudará a enfrentar las fuerzas del mal que tanto dominan nuestras vidas diarias y nos ayudará a vivir mas plenamente nuestra visión de convertirnos en iglesia que se ve y actúa como Jesús; pequeñas comunidades que tienen una repercusión en nuestro mundo a través del poder del amor. En estas siguientes cinco semanas, caminaremos con Jesús a través de la tentación, el hambre, la sed, la burla, el engaño, la traición, la tortura permitida por los gobiernos y la muerte. Sea cual fuere la profundidad del sufrimiento de uno o del mundo en estos días, no se engañen, que Jesús lo ha conocido y se nos acerca mas de lo que pudiéramos imaginarnos. Ahora que en estos días caminamos junto a Jesús, que nos acercamos en solidaridad a aquellos que tienen su espalda contra la pared, como lo dijo Howard Thurman en su célebre frase, juntos sabremos y sentiremos la verdad central del Misterio Pascual: el camino de la cruz, el camino de darse amor a uno mismo es el único camino a la vida verdadera y la paz. 

Estoy tan profundamente agradecido con Dios de estar aprendiendo a caminar de esta manera con cada uno de ustedes. Que tengan una bienaventurada Cuaresma.

Gracia y Paz.

El Reverendo Justo Craig Loya
X Obispo
Iglesia Episcopal de Minnesota

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